miércoles, 17 de abril de 2013

¡Shube, shube!

Ir al trabajo. ¡Dios! resulta todo un dolor de cabeza para mí. Desde sólo pensar que tengo que ir en una combi "techo bajo" llena de gente que al igual que yo quiere ir a un destino. A veces maldigo diciendo ... ¡Señor, quiero ganarme la Tinka y comprarme un carro y aprender a manejar! luego despierto y vuelvo a mi triste realidad de "S/. 1.50 hasta Panamá, por favor".


Es muy raro que encuentre la combi vacía. Casi siempre entro con las justas para mi metro cincuenta y cinco de estatura pero creo que no soy la única que tiene este malestar. Con tan sólo ver los rostros de sueño, ojeras y bostezos casi siempre con olor a "salí tarde, no fui al baño" me puedo dar cuenta del fastidio de la gente. Esto sucede todos los días del año. No importa el día, la hora, la fecha. Estos hombres trabajan todo el año y obvio hay que "ganarse los frejoles" como dicen. Estoy segura que te vas a poner en mi lugar por que a ti también te ha pasado. Es terrible subir y que te choquen con bolsos, folders, mochilas, loncheras etc.

Encuentro por lo general chicos que me quieren ayudar llevando mi lonchera o bolso, con una sonrisa casi de "pucha, qué palta pero no jalo más" le entrego el bolso con una sonrisa tímida. Obvio nunca haz visto al broder y no sabes nada de él. Mientras voy escuchando mi set list preparado especialmente para esos cuarenta minutos, llega a mis oídos casi bajo la clásica frase ... "bajo en la esquina" o "paradero bajan" ese sonido glorioso en el que sientes que tus cuatro letras van a descansar en un asiento. Pero no, así como tu hay cinco chicas que están mirando con el rabillo del ojo quién se baja, todas miran el asiento misma comida nunca antes vista, pero es que claro esa línea va a hasta la UPC o sea no hay forma de ir parada hasta allá.

Lo peor es cuando estás con tacos por que justo ese día tienes una reunión y bueno hay que estar para la ocasión, ahí si me pongo cuál leona al asecho de su presa. No me importa aplastar al que está a mi costado o hasta que en el asiento donde entran cuatro, conmigo sean cinco porque el cobrador dijo "apeguece entran cinco". Es así como me doy cuenta que feo es viajar en hora punta y que bueno tengo que hacerme la idea hasta que tenga mi propio transporte. Y los chicos tampoco se escapan de esto, ¡ah no! ellos léanlo bien, sólo dan el asiento cuando les conviene. Sobretodo en verano, claro ¿no? que vivan los escotes. Todo buena gente le da el asiento a la fémina que lleva un escote hasta el ombligo pero sólo por el hecho, el simple hecho de ver las bubis, teteras, chichis que son en realidad según RAE senos.

Parece como si nunca en su vida hubieran visto unos. Luego, tenemos a los que les encanta "dar permiso" mientras rozan su "aparato reproductor" en nuestros hombros, piernas y cara. ¡Que asco señores!  ya he metido codazos así que cuidado. Y las flacas que se contornean al sonido de la música que casi, casi parecen strippers. Ya pues mamita.

No me puedo hacer la exquisita pidiendo que cuando me suba al carro encuentre el sitio dorado y perfecto para mi. Pero con esto nos damos cuenta que mucho metropolitano pero al final eso a mi no me beneficia para nada. Querida tía Susana - ¿Para cuándo un servicio de transporte todo Javier Prado - La Marina directo y sin escalas? - No sé si algún día lo llegará a leer pero espero que alguien mejore este servicio.

Por eso querido lector, después de este texto corto pero que encierra algunas cosas importantes, estoy segura que te haz identificado con alguna de ellas. 

Me despido citando a mis "queridos" cobradores:

"Si salió tarde no es culpa del chofer" y "Ya pe´ causa, paga con sencillo"


Hablamos!








3 comentarios:

  1. Gran dilema ese de la combi. Dímelo a mí que mido 1.80.

    El amigo de la marmota.

    ResponderEliminar
  2. Tienes toda razón. Altos y chatos pasamos por eso. Las combis no discriminan.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  3. True story -_-

    El amigo de la marmota.

    ResponderEliminar